Ricardo se percató de que su esposa estaba en el punto exacto de excitación en la cual él la quería, su coño estaba chorreante y palpitante, pudo deslizar sus dedos dentro de ella sin ninguna dificultad, sus jugos la empapaban tanto, que sus muslos empezaron a mojarse también.
Él, sin perder más tiempo, la atravesó profundamente, todavía con el dildo metido en su culo, él le ocupaba su jugoso coño. Todo el cuerpo de Natalia tembló a causa de la intensidad de su esposo, ella tensó todas sus extremidades y abrió la boca sin hacer ningún ruido. Se mordió su labio inferior mientras él introducía su polla dentro de ella una y otra vez, después de un momento estaba tan excitada que comenzó a sentir un orgasmo tan intenso que las paredes de su coño comenzaron a chupar la polla de su Maestro.
Cuando ella acabó, él sacó su pene y lo dirigió hacia la boca de Natalia. Todavía con sus ojos vendados, empezó a sentir las manos de su esposo recogiendo su cabello, en forma de cola de caballo, hasta que le sujetó todo el cabello con una sola mano y lo halaba firmemente mientras le introducía su enorme miembro en la boca.
Natalia se movía por instinto, al principio era un poco torpe, pero cuando notó que su pareja estaba aburrida, activó su imaginación. Estaba todavía atada así que tuvo que chuparlo solo con la boca, sin ayuda de sus manos, chupando más y más fervientemente cada vez que lo introducía en sus labios. Le lamía el orificio del pene y lo besaba con pasión. Al principio ella se concentró en la cabecita pero luego, poco a poco, chupó más profundamente hasta que ese delicioso pedazo de carne tocó la parte posterior de su garganta provocando sus grandes arcadas en su espalda. Esto lo excitó, estaban en llamas.
Ella comenzó a pasar su lengua alrededor de su glande, la fricción entre los bordes del glande y sus labios llevaron a su esposo al cielo. Ella le daba golpecitos con su lengua de vez en cuando. Lo sacaba de su boca y de nuevo sus labios viajaban a través de toda la longitud de aquel pene vibrante. Luego pasó su lengua a través de toda la parte inferior de la polla, siguiendo el conducto interno. Y otra vez ella lo introdujo hasta su garganta.
Ricardo sintió el paladar de su esposa, el lado interno de sus mejillas y la suavidad de sus labios empapados en saliva. Ella lo escupía, lo lamía de nuevo y se lo tragaba entero hasta que él empezó a gemir como nunca antes en su vida.
Cada vez que ella sentía que estaba a punto de correrse, ella retrasaba el proceso jugando con sus bolas, humedeciéndoselas también. Las tenía un poco peludos, pero a ella no le importaba, de hecho, a ella le gustaba de esa manera. La sensación que daba era más cómoda y le gustaba cómo se sentía, se sentían como las bolas de un hombre, no como las de un niño. Ella las mojó por completo, tocándolas un poco con su lengua. Chupando una y luego yendo a la siguiente. Ella viajaba desde la punta del pene hasta sus pelotas una y otra vez.
Continuará …
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