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El Comienzo de una Exploración Atrevida Parte III

El comienzo de una exploración atrevida Parte III

Estaba muy excitada, sentía cómo los fluidos de mi vagina se chorreaban por mis muslos, quería que me penetraran de una vez por todas. La sensación de las esposas en mi muñeca, de los látigos en mis nalgas y la adrenalina del momento me llevaron a un estado de ebriedad pasional.

Daniel tomó un vibrador de los que compré en la sex shop y me lo metió en la boca, ordenándome que lo lubricara con mi saliva, que lo chupara y lo lamiera empedernidamente. Escuché que lo prendió.

Se posicionó detrás de mí, sentía su aliento cálido en mi nuca mientras me tocaba con sus ásperas manos, me tomó firmemente por las caderas y luego bajó lentamente una de sus manos acariciándome la línea que separa mis nalgas, hasta que llegó a la cara interna de mis muslos, justo debajo de mi vagina, abriéndome las piernas. Pude notar que estaba agachado.

Rápidamente separó mis nalgas y hundió su cara en mi culo, lamiéndolo deliciosamente. Sabía que no podía gemir ni jadear o todo se iba a perder. Necesitaba aguantar, era desesperante. Me retorcía de placer y justo cuando creí que iba a perder el control, se detuvo. Mi respiración era profunda y rápida, trataba de tranquilizarme pero no podía conseguirlo

Quieres acabar verdad Alicia? Me preguntó con un tono firme. Si, Maestro. Por favor ¡hazme acabar! Le respondí desesperada.

Tú vas a acabar ¡SOLAMENTE CUANDO YO LO DIGA! Me contestó disipando todas mis esperanzas.

Rápidamente me perforó el culo con el vibrador, era la primera vez que sentía algo dentro de mi otro hoyo. Inevitablemente se me escapó un grito, era algo que nunca había sentido antes, el placer era increíble, mientras descubría todas esas nuevas sensaciones, Daniel me dijo;ahora si puedes acabar; aunque no era necesario decirlo, ya estaba empezando a correrme con intensidad. Sentía el cansancio de mis brazos atados hacia arriba y mientras sentía el orgasmo más explosivo de toda mi vida, estiraba y encogía mis brazos. Cuando Daniel notó que había terminado de correrme, me sacó el vibrador del culo. Estaba exhausta, mis piernas ya no podían sostenerme, mi cabeza colgaba de mi cuello hacia delante, y mi cuerpo estaba casi completamente colgando de las esposas. Me desató y me colocó boca abajo en algún tipo de sofá. Pensé que la sesión había terminado, pero estaba equivocada. Mis nalgas quedaron apuntando hacia arriba y mientras Daniel me acomodaba me explicaba.

Nunca te di permiso de que gritaras ¿Crees que no lo noté? Es tu segunda falta y me aseguraré de que entiendas que no puede haber una tercera.

Seguidamente sentí cómo una paleta de castigo caía sobre mis nalgas, vaya juguete sexual, sí que dejaba una buena sensación de ardor. Tres golpes seguidos, muy intensos.

Terminamos por hoy, espera a que me vaya para que te quites la venda de tus ojos. Dijo Daniel.

La verdad es que no podía pararme de ese sofá, quedé en la misma posición unos 15 minutos, todavía sintiendo el ardor en mis nalgas, con vestigios de mi orgasmo anal. No podía esperar hasta nuestro próximo encuentro, sin duda alguna extrañaría enormemente a Daniel durante los próximos días.

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